martes, 16 de octubre de 2007
miércoles, 4 de julio de 2007
DESDE EL ASTEROIDE V.De C.6 del 2007, en la galaxia de la educación y el verano
Un estrecho y fresco camino conducía al río. En los bordes de la vereda, enredadas entre zarzamoras florecidas, había ramas de árboles desprendidas del tronco, pequeñas y grandes, aún dóciles algunas porque seguían verdes, otras ya casi secas, apenas sin juego para arquearse; en fin, las había tiesas, rígidas, incapaces frente a cualquier ejercicio de flexión de otra cosa que chascar y astillarse.
El grupo del campamento, a través de sencillas maniobras habituales como recoger, amontonar, repartir, doblar, atar, sujetar, colgar, aplicadas al arte de pensar, estudió plásticamente hasta dónde la materia y el espíritu son flexibles, dónde está el punto en que las relaciones prosperan o, en cambio, se rompen y el acuerdo y el futuro son imposibles. La rama verde aún, en las manos infantiles, juveniles y adultas del grupo de cronopios acampados, que buscan la llave de la puerta que se precisa para salir a la calle, era como la vara del zahorí que investiga dónde está la señal a partir de la cual el diálogo mana suave y las relaciones entre amigos, novios, padres, madres, hijas, hijos, maestras, monitores... producen hermosos bucles, ondas, lazos de llave, giros, que permiten abrir la puerta de la casa cerrada de uno mismo para llegar a la calle donde prospera la comunicación.
En el estrecho y fresco camino que conducía al río, se recogieron y adoptaron las ramas tumbadas, y como antes del cauce había una pradera (precioso, amplio y ventilado estudio de artista sin techo ni límites), en ella se empezó a construir la obra colectiva que, desde las estribaciones Sur de la cordillera Cantábrica, un grupito de cronopias y cronopios complutenses piensan exponer durante el próximo curso en Alcalá de Henares sobre el Arte de Entenderse.
RAFAEL TORRES Y MERCEDES GUTIÉRREZ (LOS NAVEGANTES DEL PALOMAR)
martes, 3 de julio de 2007
CRÓNICA DEL SÁBADO 30 DE JUNIO
Después llevar todo al autobús, cargar y marchar en dirección León.
Y ¿por qué León , si vivimos en Alcalá?
Porque León es una ciudad preciosa que hay que descubrir y conocer y para ello, la coordinadora había preparado una gymkana por la ciudad, para no perdernos ni un detalle.
El grupo de pequeñitos (4-6 añitos) decidió no salir a realizar las pruebas y tener una mañana más tranquila en San Marcos y el paseo de Papalaguinda, por que el trayecto era muy largo.
Y los chicos, con sus educadores comenzaron a descubrir las pistas, muchas veces antes que la coordinadora pudiera depositarlas en los lugares previstos. Corrió, corrió después de dejar a los pequeños que varios grupos se juntaron. Pero para recibir la prueba era importante ir todos juntos, pedir ayuda a los viandantes, dar las gracias y no correr por el casco histórico.
Al final, foto de familia con los carteles de Campamento CAJE graffiteados por el experto: Adrián. Gracias.
Un picnic en el parque Quevedo, un descansito breve y vuelta al autobús, en esta ocasión, si que si para volver a casa, al reencuentro con los padres. A que el equipo CAJE entregara a cada familia su hijo o hija en perfectas condiciones, muy cansadito, quizás con las ropas algo desaliñadas, pero cada familia al completo con las orejas abiertas para escuchar las aventuras de estos ocho días, que un equipo de CAJE: educadores, monitoras, padres y madres han hecho posible.
Gracias por haber hecho posible el campamento por vuestra presencia y apoyo.
CRÓNICA DEL JUEVES 28 DE JUNIO
Rafael Torres y Mercedes Gutiérrez , artistas de "Navegantes del Palomar" nos visitaron en el campamento, pero no sólo vinieron de paso, se quedaron, viajaron con nosotros en nuestras excursiones, participaron en nuestras fiestas y juegos, comieron codo a codo en nuestro comedor. No sólo eso, nos trajeron una experiencia nueva que los niños catalogaron como el juego de los palos.
Recogimos palos a nuestro camino por Santa Catalina, hicimos arte con ellos. La explicación de toda esta propuesta la han escrito los propios artistas y la colgaremos aquí en el blog, para vuestro conocimiento y de los lectores del Diario de Alcalá.
Si queréis saber algo más de ellos:
http://www.quadraquinta.org/losnavegantesdelpalomar/
http://www.diputaciondevalladolid.es/arte_valladolid/1/351/artista.shtml
y podréis entender mucho más si véis las fotos del día 28.
Ahh, se nos olvidaba. Por la noche , velada astronómica.
Todas y todos bajamos al prado más alejado del campamento, donde menos farolas y luces del albergue nos deslumbraran.
Una luna preciosa nos acompañaba en el camino.
Extendimos cada uno mantas en el suelo y fuimos acostando a los más pequeños primero, medianos y mayores después, padres y madres incluidos, tapándonos después con más mantas que abrigaran el frescor de la noche.
Allí, Tamara nos leyó el cuento de la niña que coleccionaba estrellas, que al final de este mensaje, copiaremos.
Y después Ana nos enseñó las constelaciones, estrellas, galaxias, nombrando con formas y señalando en el cielo aquello que percibíamos (hasta satélites, según algunos).
Los más pequeñitos enseguida se fueron al séptimo cielo de los sueños y los monitores y los más mayores tuvimos que ayudar a llevar a los peques a las habitaciones.
Angelote señalaba al cielo las estrellas más brillantes, señal de que a pesar de ser pequeños, tienen mucha sabiduría y saben expresarla.
Los más mayores tuvieron su noche de juegos nocturnos en el exterior del albergue, a pesar de la larga madrugada que tuvieron al salir a correr por los alrededores del pueblo.
La niña que
coleccionaba estrellas
MIGUEL sabía que no lo iba a pasar bien aquel verano. Mientras llegaba a sus oídos el traqueteo de las maletas a lo largo del pasillo, se acordaba de aquel día en que sus padres le habían comunicado la fatal noticia. Y es que aquellas vacaciones iban a ser diferentes. «En la montaña, para que aprendamos a gozar de la naturaleza lejos del alboroto y del vértigo». Así se lo habían explicado, como si tan sencillo fuera de comprender. Miguel, desde luego, no lo entendía. ¿Tantos años yendo a aquella playa bulliciosa, disfrutando de la diversión sin fin, y ahora tocaba perderse en el campo? Cuando sus padres le pidieron que se apresurara, no supo sino soltar un bufido.
El viaje resultó de lo más monótono. Sólo cuando llegaron a las montañas consiguió Miguel salir de su apatía. Se sorprendió de los paisajes que inundaban su ventana (tan salvajes, tan infinitos), pero no pudo dejar de pensar en el aburrimiento que le aguardaba a su llegada. Cierto era que nunca había imaginado que existieran lugares así de bellos a tan pocos kilómetros de su ciudad. Era tarde, sin embargo, para ilusionarse. El pesimismo ya le había invadido.
Un viejo caserón de piedra. Así era el lugar donde iban a alojarse aquellos días de julio. Lo regentaba una mujer, todavía joven, que los recibió con una sonrisa, abierta y sincera. Miguel conservaba su mohín de disgusto.
–¡Qué chico tan guapo! ¿Cuántos años tienes?
–Quince –comenzó él, para a continuación aclarar, bien henchido, que estaba a punto de cumplir dieciséis veranos.
–¿Sabes que mi hija también tiene quince años? ¡Podríais ser amigos! ¿Por qué no vas a buscarla?
–Bueno...
–¿Ves aquella pradera, al otro lado del arroyo? Seguro que la encuentras recostada bajo alguno de esos árboles.
Miguel pensó entonces que cualquier cosa era mejor que encerrarse con sus padres en aquella casona antigua y solitaria. El día empezaba a declinar, así que decidió buscar a aquella chica antes de que anocheciera del todo. Se dirigió hacia el puente de madera, cruzó el riachuelo y se encontró frente a una enorme pradera de hierba fresca y limpia. A los pies de un esbelto árbol, como ausente, yacía tumbada la niña, que lo vio y lo invitó a acercarse.
–¡Hola! ¿Qué haces? –preguntó él, como quien no sabe qué más decir.
–Voy a coleccionar estrellas.
–¿Coleccionar estrellas? ¡Eso es imposible!
–¿Cómo sabes que es imposible? –ella lo miraba, entre sorprendida e inocente–. ¿Alguna vez lo has intentado?
–No –a Miguel, la conversación le estaba pareciendo de lo más absurdo.
–Túmbate a mi lado entonces, que te voy a enseñar. ¿Cómo te llamas?
–Yo, Miguel. ¿Y tú?
–Nashira.
–¿Nashira? ¡Ése no es un nombre de verdad!
–¡Dices demasiadas veces «no», Miguelito! Ahora, recuéstate y espera en silencio a que oscurezca.
Miguel se sentía aturdido, desconcertado. No estaba acostumbrado a que le trataran de aquella forma, tan desenfadada y natural al mismo tiempo. Aquella chica (que, con seguridad, no se llamaba Nashira) había incurrido en un minuto en las tres actitudes que a él más le molestaban: le había llevado la contraria, le había dado órdenes y, sobre todo, le había llamado «Miguelito». Eso le ponía de los nervios. Sin embargo, no conseguía enfadarse. Antes bien, se tumbó bajo el árbol e hizo caso a su extraña amiga dócilmente.
Pasaron cinco minutos juntos, en completo silencio. Nashira, con los ojos cerrados y esbozando una tierna sonrisa. Miguel, confundido e incómodo. Él trató de articular una frase inteligente para salir del paso:
–Nunca pensé que el silencio pudiera ser tan ensordecedor.
Ella, que lo había notado tenso, respondió:
–Si te molesta el silencio, es porque lo estás oyendo, pero todavía no has aprendido a escucharlo.
–No dices más que tonterías, niña. ¿Cómo se va a poder escuchar el silencio?
Pero Nashira no respondió. Miguel, ya cansado, dejó su preocupación a un lado y, poniéndose cómodo contra el tronco, abandonó la mente. Al cabo de unos minutos, sin quererlo, empezó a sentir. Se percató del suave rumor del arroyuelo a su paso por el meandro y de los últimos gorjeos de los pájaros. Notó cómo la tenue brisa acunaba a la copa del árbol y, sorprendido, percibió los latidos de su propio corazón. Cuando volvió a ser consciente de dónde estaba, hacía varios minutos que el naranja del crepúsculo había dejado de lucir en el valle. La noche reinaba y Nashira, a quien ya no podía ver, comenzó a explicarle cómo coleccionaba estrellas:
–Llevo casi un año tendiéndome bajo este árbol todas las noches y contemplando el firmamento. Al principio, me gustaba mirarlo nada más, esperando sólo disfrutar de su belleza. Luego empecé a pensar que había demasiadas estrellas en el cielo y deduje que, a buen seguro, cada persona tendríamos una para nosotros. Y así empecé a coleccionar estrellas. ¿Ves aquella? –Nashira le guió con la palabra–. Aquella es la primera de mi colección. Es la estrella de mi mejor amiga, que se marchó a la ciudad hace unos años. Cuesta mucho de encontrar, como mi amiga, que no paraba quieta. Pero siempre está ahí en los momentos importantes. Como éste.
Miguel se sonrojó en la penumbra. Nashira continuó:
–¿Y aquella? Aquella es de mi abuelito. A nuestros ojos, parece intermitente. A veces brilla, a veces se apaga. Mi abuelito quería mostrarse siempre eufórico, pero estaba enfermo y, de cuando en cuando, le fallaba el ánimo. Como a esa estrella, que tanto me gusta. Sobre todo porque sabe cuándo brillar y cuándo coger fuerzas para poder seguir dando luz.
–¿Y tu madre? ¿No has guardado una para ella?
–¡Claro que sí! ¿Ves aquella, la que tanto resplandece? En ocasiones consigo verla incluso cuando se interpone alguna nubecilla. Siempre da luz, siempre me alimenta.
–¿Y tú?
–¿Sabes? Nashira es nombre de estrella. Así se llama una de la constelación de Capricornio. Yo no sé encontrarla, porque no sé nada de astronomía, pero me gusta pensar que es aquella –Miguel fue guiado de nuevo–. Su resplandor es débil, pero hay momentos en los que se llena de luz y brilla con fuerza, iluminando a las estrellas que hay a su alrededor. Son instantes breves, pero mágicos. Quizá, con un poco de suerte, logremos contemplar hoy alguno.
Miguel, que cada vez se sentía más a gusto, preguntó:
–¿Y yo? ¿Puedo yo tener también mi propia estrella?
–¡Claro que sí, tonto! Todos tenemos nuestra estrella. Además, ¡así añado otra a mi colección! ¿Cuál te gusta?
A Miguel le llamó la atención una que brillaba con gran intensidad y la escogió. Y así pasó la noche primera.
Nashira y Miguel siguieron viéndose bajo el árbol durante todo el mes. Coleccionaron muchas estrellas, pero también conversaron, rieron, juguetearon, se abrazaron... Ella se sentía feliz, llena de vida. Él había olvidado por completo su disgusto y sólo ansiaba que llegase la noche para encontrarse con su amiga y disfrutar del firmamento. Nashira le estaba enseñando a gozar con las pequeñas cosas, a mirar con otros ojos el mundo que se abría su alrededor, a dejar volar la imaginación y a sonreír como nunca antes lo había hecho. Jamás había conocido a una persona tan llena de vida, de ésa que merece la pena vivir. Algunas veces se había sorprendido a sí mismo contemplándola con ternura, mientras recordaba cómo la había retratado cuando su madre le había hablado de ella: como una muñequita de porcelana, con los rizos dorados al sol cayendo sobre sus hombros. Así era siempre en los cuentos. Pero Nashira no era tan guapa. Poseía, sin embargo, una belleza indescriptible. Sus ojos miraban intensamente, su sonrisa rezumaba sinceridad. Había amor en ella. Él empezaba a sentirlo.
Cuando llegó el día de la despedida, Miguel no podía contener su tristeza. Junto a Nashira había conocido lo que era disfrutar, lo que era sentir, lo que era gozar, lo que era reír y lo que era llorar. ¡Cuánto iba a echarla de menos! De camino a la pradera, a la que iba a ser su última noche juntos, sintió que necesitaba decirle que la quería, y comenzó, casi inconscientemente, a preparar un sencillo y torpe ramo de margaritas. Estaba a punto de llegar al árbol cuando, temeroso, decidió tirarlo al suelo. «El verano que viene volveremos a vernos y estaré más seguro de que no voy a meter la pata», pensó. Sonriendo, disimuló y se recostó a su lado. Juntos y en silencio contemplaron las estrellas por última vez. Al despedirse, Nashira le dijo:
–No dejes de mirar las estrellas cuando regreses a casa.
–¿Cómo voy a hacerlo? En la ciudad no se ven las estrellas.
Ella calló y, deslizando un papel por el bolsillo de Miguel, lo besó y desapareció en la penumbra.
A la mañana siguiente, Miguel y su familia partieron de aquel lugar mágico. Miguel no vio aquella mañana a Nashira en el caserón y se puso muy triste. Al entrar en el coche y llevarse la mano al bolsillo, reparó en el papel que había olvidado leer la noche anterior. En una delicada hoja, se leía una frase escrita con preciosas letras góticas:
«Que no veas algo, no quiere decir que ese algo no exista.»
MIGUEL no dejó de pensar en Nashira y en sus palabras durante el invierno. A menudo se escapaba de noche al parque para tratar de contemplar las estrellas. Descubrió que desde la ciudad se podían ver más de las que pensaba. Eran pocas, pero él siempre pensaba que su amiga seguía, desde la montaña, guardando su colección.
Pasaron los meses y el verano no faltó a su cita. Miguel se sintió feliz al saber que sus padres querían volver al caserón de la montaña. Cuánto echaba de menos esas noches junto a su amiga...
Llegaron un domingo por la tarde. La madre de Nashira fue, como el año anterior, quien les abrió la puerta. Miguel, que no podía esperar ni un segundo más, le preguntó dónde estaba su hija. Por la mejilla de la buena mujer corrió entonces una lágrima. Los invitó a pasar. Sentados en los viejos muebles de madera, Miguel y sus padres escucharon...
–Nashira se llamaba María. Fue siempre una niña llena de vitalidad, alegre y risueña. Hace poco más de un año, sin embargo, descubrimos que estaba enferma, gravemente enferma. Le quedaban pocos meses de vida y todo era ya irreversible. Ella lo aceptó con naturalidad. Desde que lo supo, se reía con más fuerza y vivía más alegre. Eso nos dejaba desconcertados. Siguió haciendo las mismas cosas de siempre y disfrutaba más que nunca contemplando estrellas. Ella... nos dejó al empezar la primavera. Y lo hizo con una sonrisa.
Miguel sintió deseos de que se hundiera el mundo bajo sus pies. ¿Cómo era posible que aquella niñita que le había insuflado vida por los cuatro costados lo hubiera hecho sabiendo que a ella ya le quedaba muy poca? No podía creerlo.
Aturdido, nervioso, incapaz de comprender, sólo supo correr hacia el arroyo y sentarse a llorar bajo aquel árbol que tan bien conocía. Era ya de noche y el firmamento lucía en todo su esplendor. Así pasaron horas. Sus padres, preocupados, lo contemplaban desde la distancia.
Al día siguiente, Miguel volvió a aquel mismo rincón. Triste, pero calmado, empezó a recordar qué le había dicho Nashira la primera noche que se encontraron. Se esforzó en escuchar el silencio y, poco a poco, fue imaginando que su amiga seguía a su lado. De repente, reparó en un recoveco que la naturaleza había horadado en el tronco del árbol. Introdujo su mano en él y encontró, para su sorpresa, una cajita. Al abrirla y ver lo que contenía, rompió a llorar. En ella, alguien había dejado un ramito de margaritas, un ramito como el que él no se había atrevido a entregar. A su lado, reconoció el mismo papel delicado y artesano en el que había recibido el último mensaje de Nashira. Las letras góticas trenzaban estas palabras:
«Sonríe, como si tus labios se fueran a sellar.
Canta, como si tus cuerdas vocales estuvieran a punto de consumirse.
Escucha, como quien nunca tiene prisa por responder.
Goza, como quien no teme lo que vaya a venir después.
Siente, como quien sabe que no pierde nada por sentir.
Perdona, como si ya no fueras a tener otra oportunidad.
Ama, como si tu corazón no pudiera aguantar sin darse entero.
Y entrégate, como si mañana fuera el último día.»
Miguel lloró, amó y soñó. Cayó la noche y recordó de súbito que Nashira significaba «portadora de buenas noticias». Buscó en el cielo la estrella de su amiga, buscó la suya propia y, atónito, descubrió que las dos eran la misma.
A.
junio de 2004
CRÓNICA DEL VIERNES 29 DE JUNIO
Es un día menos para volver a casa y un día más de campamento. Aunque cansados, contentos.
Y en el campamento aún hay que hacer muchas cosas. Disfrutar es la primera.
Y la segunda, organizar todo el material, las maletas, las habitaciones para nuestra marcha de mañana.
Y la tercera: mirar bien el paisaje que nos rodea y respirar hondo aire puro, que la vuelta a la ciudad nos va a traer humos vario.
Y por supuesto, la fiesta final.
Presentación del grupo de colaboradores-animadores de la fiesta.
Cada grupo ha preparado una actuación, teatro o baile.
Y después todos juntos a saborear bachata "ahí va la loca" y bailes ochenteros, entre ellos y los de más éxito: la yenca, A quién le importa.
Y no sólo ha sido una fiesta más, sino la de demostración de que podemos hacer cosas juntos, trabajar juntos, convivir juntos compartiendo comedor, habitación, ducha y mesa durante 8 días.
Nos echaremos de vuelta al volver, seguro que si.
CAMPAMENTO 2008
CASAS DE LUGUEROS:
a 15 kilómetros de la Vecilla. Podéis ver en el enlace directo aquí:
www.casasdelugueros.com
Aquí podéis ver todas las fotos:
http://www.toprural.com/ficha/tiovivo.cfm/ids/17559/idf/96674/
en la visita nos gustaron mucho todas las instalaciones. Son totalmente nuevas, adaptadas, las casas reunen condiciones, el exterior tiene una campa muy grande para hacer juegos y muchas actividades.El paisaje es maravilloso y el lugar tiene posibilidades, excepto piscina, pero el entorno merece la pena, bajo el punto de vista de las dos personas que visitamos el lugar en estos días. Ahora en septiembre le haremos una propuesta económica y según veamos, tendremos que buscar recursos durante todo el año para hacerlo posible.
CENTRE ESPLAI
Delta del Llobregat
http://www.esplai.org/centreesplai/es/sant_cosme2.asp
Es la Fundación con la que CAJE tiene convenio para los seguros de accidentes, responsabilidad civil, formación y apoyo tecnológico. Es una fundación muy completa y competente y acaba de inaugurar dentro del Centro Esplai un albergue en muy buenas condiciones.
http://www.esplai.org/centreesplai/es/fotos.asp aquí podéis mirar las fotos de las instalaciones
Nos gustaría que nos diérais opiniones o que si conocéis algún lugar interesante, asequible y localizado, pues que nos lo contéis aquí.
Muchas gracias
lunes, 2 de julio de 2007
viernes, 29 de junio de 2007
FIESTA FIN CAMPAMENTO LA VECILLA PLANET
- propongo que entre todo el grupo de medianos hagamos una canción y un baile.
- propono un concurso de juegos divertidos.: jugar en el salón a las tinieblas. Un concurso de baile, a las sardinas, a la bandera. Salira la calle o e el salón en un círculo y contar cosas divertidas, de miedo, de risa, chistes, etc.
- chistes, música, teatros, canción y bailes.
- Yo quiero hacer un teatro, karaoke, juegos, poesías, baile y adivinanzas, juegos de chicas contra chicos, y para el final historias.
- Yo propongo jugar a : bandera, vacas, sardina y un concurso de bailar chicos contra chicas. Hacer un cuento entre todos de lo que ha pasado en el campamento. Un concurso de quien barre mejor los chicos o las chicas.
- representación de los mejores momentos del campamento (cuento) sobre el día de los palos, el día del río, el concurso de Furor.
- Mira quién baila.
- sketches, playback.
- Un concurso de quién monta el puzzle más rápido.
- Un torneo de cartas
- Un ritual de despedida.
El desarrollo de la propia fiesta, fotos y crónica se colgarán en este tema
jueves, 28 de junio de 2007
LAS CHICAS Y CHICOS CUENTAN
Hemos jugado al fútbol. Me he bañado en la piscina. He dormido mucho. Hemos merendado en la hierba.
Yo he jugado con el arco
Hemos jugado a la vaca y a muchas cosas más. Me lo he pasado muy bien.
GRUPO DE MEDIANOS
Me encanta el campamento.
El campa me ha gustado , pero lo que más ha sido el tiempo libre: nos han enseñado a jugar al póquer, hemos hecho muchas veladas y nos han enseñado muchos juegos. Luis Martínez Silvestre
El campa está genial, lo que más me ha gustado es la comba, la piscina, los juegos nocturnos, el río. Mi habitación es la número 6 nos llamamos los "3 angelitos". Cada día repasamos el orden de las habitaciones. Me gustaría decirle a mis padres que ha merecido la pena venir a este campa, como he dicho ha estado genial. Sobre todo las cuevas. Besos para mi papá y mi mamá, y como no, para mi queridísima hermana Victoria. Muchos ,muchos besos. La Vecillaplanet. Ahh, por cierto, se me ha caido un diente. Enrique Collada Sánchez.
Nos lo hemos pasado genial, sobre todo en la noche en que jugamos al furor los medianos y los mayores. Espero venir otro año para disfrutar de la compañía de todos. (Sandra García- Moni)
Este es uno de los mejores campamentos sobre todo por las veladas de la noche. Yo creo que de este campa no salimos sin escamas, porque por la mañana hay piscina, por la tarde hay río y piscina y por la tarde noche hay ducha. Irene Alonso
Me ha gustado mucho el campamento. Espero venir el año que viene. Hemos hecho excursiones y lo que más me ha gustado ha sido la pisci. También hemos ido al río, pero el agua estaba helada.Hemos hecho juegos y la comida estaba muy rica. También hicimos actividades y juegos nocturnos. Me lo paso pipa. Marta Tomás.
El campa mola , me gusta la manera en que poco a poco he hecho amigos, empezando por Kike hasta Adri, además , no sólo de mi grupo sino también de los mayores como Mario, de los pequeños como Ángel, así que me lo paso muy bien y me gustan los talleres de grupo, las excursiones al campo, a las cuevas, además he aprendido juegos como la vaca, las sardinas, el póker (juegos de cartas). Me lo paso bien y sobre todo como dice Juanillo, lo importante es divertirse y pasarlo bien sin ninguna nueva tecnología, aunque me cueste admitirlo, lo paso mejor en el campo, que con las consolas.
En este campa, todo es diferente y por supuesto, mejor, aunque después de la velada se me quedacara pez pan empanao y rara. Me lo paso muyyyyyyyyyyyyyyyyyyyyyyyyyy bien. Además hacemos juegos al aire libre superchulos y guais, que molan mucho. Además que sepaís que Ángel es 100 x 100 de gracioso. Javier Martínez G.
Este año hemos conocido a unos señores que se llaman Rafa y Merce, que viven en un palomar en Burgos. Rafa es muy gracioso y se sabe muchos tipos de sonidos de animales, por ejemplo: la perdiz,la ballena y muchos más. Un día hicimos un juego que cada niño tenía que hacer el animal que mejor sabía imitar y salieron muchos animales perfectos cómo por ejemplo: la gallina, la oveja, la ballena, la gaviota y la serpiente. Y Merce es tranquila y no habla mucho pero nos ayuda mucho. Juanillo este año está un poco cascarrabias y nos lleva los horarios con un cencerro. Sin embargo es un buen encargado del campamento y me lo estoy pasando muy bien.Adrián Muñoz.
Un día fuimos a unas cuevas y me gustaron mucho, porque teníamos que usar nuestra imaginación para ver algunas cosas. Ana (moni)
UN NUEVO JUEGO:
Javi, Luis, Dani, Loreto, Cristina la pequeña: la máquina de tiempo. Nerea Muñoz Salmerón
LAS VELADAS: Jugamos a las vacas, a labandera, al pañuelo ya los columpios. Nerea Muñoz Salmeron
UNA PEQUEÑANOTICIA: Los peques se lo están pasando chachi y me he hecho amiga de Rafa, un nuevo monitor. La reportera Nerea Muñoz Salmerón.
UNA NOTICIA IMPRESIONANTE: A Victorio le gusta la cocinera del comedor y Juanillo está como siempre regañando y Ángel muy pesado con Irene. Nerea Muñoz Salmerón
UNA COSA INTERESANTE: ¿por qué los mayores están escribiendo muchas cartas en el buzón?. No sé sabe, pero mira, te voy a decir un ejem: Aura escribe a Diyna, Noe, Rubén, Sara, etc . Nerea Muñoz Salmerón.
Me está gustando mucho este campamento y es muy divertido porque hacemos muchos juegos y lo que más me gustó fue un taller que hicimos sobre los hijos de Urano y Gea y un taller de ramas, palos, cuerda utilizados con nuestra imaginación para hacer figuras. Ana
En el comedor hay comida muy rica. Las excursiones que hemos hecho y además los talleres. Las duchas son muy bonitas y todos los días te duchas. LuisMi
Esto es muy divertido. Ya solo quedan 2 días para irnos, pero son los días, muy muy largos por eso para mi un día son como dos. Cris
Esto es divertido. Cris
¡¡Hola!!. Me lo estoy pasando pipa , bueno, hicimos una excursión al museo de la fauna salvaje. Mola muchísimo y a unas cuevas, moló mucho. Y qiero decios una cosa, que en los juegos , etc, no importa perder o ganar, lo importante es participar.Lo que más me ha gustado han sido las veladas que hemos hecho. Nerea Ramos Márquez
Me gusta la pista de fútbol y mis nuevos amigos de habitación. Lo que más me gusta es la vaca por la noche y los deportes. Deseo volver el año que viene. LuisMi Espinosa
Es divertido el campamento, pero tenía la ilusión de montar a caballo. Pero no pasa nada. Cris (nota: los caballos están enfermos)
Siempre que nos levantamos nos ponen música Cris.
Hay mucho tiempo libre y hacemos muchos juegos, nos lo pasamos muy bien. Daniel M
Mamá quiero hacer ya la mudanza a la casa nueva. Un beso para todos los lectores del blog y del diario de Alcalá. Elisa
Hay diez habitaciones, la mía es la 6, la de papá y Néstor es la 9. Elisa.
Me he quedado afónica por jugar al Furor, pero con o sin voz yo me lo estoy pasando genial. Me lo estoy pasando muy bien, la pena es que sólo dura el campamento una semana. Elisa
Es una experiencia muy bonita, de encuentro, convivencia, amistad, compañerismo y diversión. Si puedes, no te lo pierdas. Ana (moni)
Mamá, no te lo conté: cómprame la revista de Cartoon Network .David.Hoy no sé lo que ha psado, pero hoy me ha tocado la mala suerte. Pero me lo paso muy bien. Muchos besos. David
Muchos besos a los lectores: muac, muac, muac. David
Ey, chicos!!! ¿sabéis el nombre de mi habitación?. El nombre es las girls. Loreto
GRUPO DE MAYORES.
Por culpa de un comportamiento no muy correcto , el día 28 los chavales del grupo de los mayores, tuvimos que hacer una pequeña maratón a las siete de la mañana. Samuel
El juego en el furor. La bandera es la caña y hay que repetirla. Lo malo es que hemos corrido mucho y nos levantamos a las 7 y nos dormimos a las 3. Flippa!!! Myriam.
Es la tercera vez que vengo y me lo sigo pasando igual de bien... aunque hay muchas cosas que han cambiado. Espero que no cambie y siga viniendo a León. Irache
Me lo he pasado muy bien. Aunque he dormido muy poco. Luis.
Juan grita demasiado, nos despierta pronto y sobre todo no le des un cencerro, porque se revoluciona, pero me lo paso bien, porque hay tiempo libre. Javier
Este año ha sido un campamento muy divertido, me lo he pasado muy bien y he hecho muchos amigos. CAJE es la CAÑA. Néstor
Este campamento ha estado muy bien he hecho algunas amistades y me lo paso muy bien. Sara
Me lo estoy pasando mazo bien, a pesar de algunos malos momentos o discusiones. Es una lástima que se acabe tan pronto. Mario
el campamento está bien, lo que pasa es que hay que levantarse a las 8:00. Manu
28.06.07- jueves 19:10- León xD. El taller de grafos, planetas y camisetas han sido lo mejor, también recomiendo visitar las cuevas del Valporquero y la cascada de Nocedo, que está antes de llegar a las cuevas. Ahh, por cierto, recuerdos a toda la peña de Alcalá de Henares. ¡¡viva el juego de la bandera!!!V.L.K.
Me ha gustado mucho el campamento, porque todos lo pasamos genial con nuestros amigos.Y lo que más me ha gustado es el taller de baile y el de graffitis. Ójala que el año que viene lo pasemos igual o mejor. También me ha gustado un montón jugar al póker, aunque siempre salo pediendo.
Las cuevas de Valporquero son increibles, recomiendo a todo el mundo que las visite, porque son un tesoro natural único. P.D: el juego de la bandera lo mejor. Rubi
Me lo estoy pasando bien, espero repetirlo otros años. ROME
Mamá, necesito saber cómo estáis. Yo me lo estoy pasando muy bien. BSS. Te quiero mucho. Juan Carlos
Me lo estoy pasando muy bien , los talleres, la piscina me gustan y los juegos de las noches también. Y lo que menos la carrera.
Lo que más me gusta: las instalaciones y la mayoría de los talleres me encantan. Los juegos que hacemos por la noche es lo mejor de todo. Lo que menos me gusta: han sido las discusiones que ha habido entre algunos grupos y la dichosa carrerita.
Ese poker por las noches está wapisimo, pero el tema de las duchas es lo que ha fallado, que los chicos tarden muchíiisimo. Myriam
El terreno es la leche, lo tendríamos que aprovechar más y no estar todo eldía en la sala. Tendríamos que hacer más juegos nocturnos.
Esa habitación de los tíos como mola, pero hay que recogerla ehhh. Chicos, me lo he pasado 1 mazo de bien con vosotros. Os quiero. Myriam
La canción del campamento... ¡¡¡Ahí va la loca!!! y dice (bis) El vicio del Vito y de otros . Pokker. (Vito)